La Madre Cristiana y la Instrucción Bíblica -parte seis-

Esta es la última parte de la serie de John Abbott (1800's), La Madre  Cristiana y la Instrucción Religiosa, espero que esta traducción sea de bendición a muchas madres cristianas, a mujeres temerosas de Dios. (Pueden leer la parte uno aquí y la  parte dos aquí, la parte tres aquí, y la parte cuatro aquí, y la parte cinco aquí.)




13. Espera que tu hijo sea un Creyente.  Es de temer que muchos padres no sienten la responsabilidad inmediata de predicarle a sus hijos. Siguen contemplando la idea de que tienen que esperar a que sus hijos alcancen cierta madurez antes de poder entender el evangelio y arrepentirse delante de Dios. La madre que piensa así es culpable de cometer contra su hija la más grande injusticia. Es imposible que una madre sea vigilante y fiel en su llamado si no espera ver un resultado. Cada madre debe abrazar e involucrarse en la instrucción religiosa de sus hijos, con la certera  confianza de que Dios va a bendecir su obra.

Se ha hecho mucho daño en poner énfasis en el día en que alguien se "convirtió" al Cristianismo. Los sentimientos pasados son, en verdad, muy inciertos para probar el carácter cristiano, una verdadera conversión. El objeto de nuestra prueba debe de ser ¿cómo vivo hoy? ¿Vivo hoy en acuerdo con con los requerimientos de Evangelio? ¿Está el corazón hoy notoriamente afectado por humildad, paciencia, y gratitud? ¿Vivo hoy decididamente para Dios? Muchos verdaderos creyentes no pueden nombrar  el día en que nacieron de nuevo; así que no estés ansiosa en este sentido. De hecho, llevar a tu hijo (hija) a dirigir su atención a una experiencia particular, a un momento en particular para tratar de afirmarlo diciendo que fue allí donde nació de nuevo, crea un gran peligro, ya que estás animándolo a basar en esa supuesta experiencia su conversión, en vez de que continuamente busque la piedad y el arrepentimiento.

Que cada madre ponga todo su corazón en predicar a sus hijos el evangelio, en mostrarles el dolor que hay en el pecado y la bendición de vivir en dependencia a Cristo. Que cada madre ponga toda diligencia, y evite todas las tentaciones para entonces predicar a sus hijos el evangelio.  Dios ha dado a los padres sus hijos, y les ha dado directrices para educarlos; si la madre es fiel en su labor, ¿no le dará también Dios las fuerzas para hacerlo? y ¿no bendecirá Dios su labor? Despojémonos, pues,  de toda incredulidad. Cuando dudamos no estamos confiando en las promesas de Dios.  Instruye a tu hijo, ora por tu hijo, cree que el Señor va a hacer su obra.  Que tu corazón se alegre y agradezca a Dios por los frutos tempranos, por las señales de piedad en la vida de tus hijos.

14. No hables de la piedad de tus hijos a otros.  Esto causa un gran daño. El niño se interesa por los asuntos de Dios, y muestra gran entusiasmo por las cosas pertenecientes a la religión y pronto todos alrededor ponen su atención en él; y empieza a recibir mucha atención y en la gran mayoría de las veces mucha adulación. De esta manera el niño es aventado a un horno de grandes tentaciones.

¿Cuántas veces el mismo ministro se ve afectado por la adulación? ¿Puede un niño recibir la adulación de los mayores y no ser afectado? La humildad es una de las principales virtudes de un Cristiano. Tengamos cuidado de no exponer a nuestros hijos a la adulación; en el momento en que empecemos a a exaltar en nuestros hijos su piedad, su amor por Dios, su corazón va a estar siendo hinchado de orgullo. La niña puede entonces decir cosas, y hacer cosas para atraer la atención. Sus oraciones y sus muestras de piedad serán siempre buscando la adulación de los mayores. Guarda a tus hijos de estas tentaciones, no hagas públicos sus sentimientos. Con cuidado y amor aviva la llama en su corazón dentro de la seguridad de tu hogar.  Bajo tu protección, ayúdalo a crecer fuerte y estable en su carácter. Introdúcelo gradualmente a los deberes públicos de la vida cristiana. Enséñale a ser humilde. De esta manera lo vas a guiar a que ande en el camino de la humildad y al mismo tiempo a ser un siervo fiel y ardiente de Cristo.


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Como pueden ver la percepción de lo que es ser una madre cristiana se ha ido transformado a lo largo de los años; los estándares se han ido bajando y las expectativas ya no sin bíblicas. Tristemente este libro de John Abbott en ninguna manera sería popular hoy en día, ni siquiera entre muchos evangélicos. 

¡Cuánto anhelo ser una verdadera madre Cristiana!

Si en verdad hemos nacido de Dios no podemos vivir bajo los patrones y expectativas del mundo; es de suma importancia vivir bajo lo establecido por Dios aún cuando esto signifique tener una agenda muy distinta a la del mundo. Que cada hogar cristiano sea un lugar diferente, uno en que verdaderamente la Palabra de Dios reine y gobierne cada área de nuestra vida, y que Dios nos ayude como madres cristianas a retomar el camino que nos corresponde.

Becky


Traducción©Becky Pliego 2011 Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

Comentarios

  1. Hola Becky! Que responsabilidad tan grande delante de nuestro Dios y Creador. He leído algunos de tus artículos y han sido de bendición para mí vida. Sin santidad nadie Lo verá!!! Bendiciones!!!
    atte. Gloria Samuel

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