"Jesús les dijo: Yo soy el Pan de Vida, el que a mi viene, nunca tendrá hambre, y el que en mí cree, no tendrá sed jamás": Juan 6:35 Cuando un bebé nace, nace con hambre y por el resto de sus días, mientras tenga salud y vida, esa personita va crecer a ser un adulto que va a tener hambre siempre. Dios nos creó con hambre y sed para que entendamos lo que es esa necesidad tan profunda que nada puede saciar. Si tenemos hambre, aunque tengamos la mejor ropa y la mejor casa, no nos va a satisfacer nada más que sentarnos a comer. Si tenemos sed, aunque seamos las mujeres más exitosas, vamos a tener sed hasta que tomemos un vaso de agua. Así es en nuestra vida espiritual, nacemos de nuevo, Dios nos da vida y tenemos hambre y sed de su Palabra. El problema es que a los Cristianos, muchas veces se nos olvida que esa continua hambre espiritual con la que comenzamos nuestra vida no puede ser saciada con nada más. No podemos sustituir nuestro alimento espiritual, que es la lect...