La Naturaleza de una Educación Cristiana Exitosa -parte 2-

Mother and Child by Emil Österman


Seguimos, como les prometí, esta serie acerca de La Naturaleza de una Educación Cristiana Exitosa  basada en el sermón de Edward Bickersteth. En la primera parte tocamos el tema de los diferentes errores graves que como cristianos hacemos al educar a nuestros hijos, hoy vamos a ver de lleno la naturaleza de una educación cristiana exitosa.

El autor dice que no va a detenerse a tocar los dos temas que ya se dan por sentado que todo padre Cristiano enseña a sus hijos:  "pronta obediencia y honra a los padres"; sino que va a ahondar en esos puntos que están olvidados a causa de la negligencia.

1. El padre creyente debe conocer sus fundamentos; dígase la Palabra de Dios y las promesas que en ella se encuentran. Cuando conocemos lo que la Palabra de Dios dice entonces podemos construir sobre esos fundamentos con nuestras acciones y nuestra conducta consistente, a través de una vida de oración con fe y esperanza sabiendo que Dios no envía Su Palabra vacía. Éste es el principio y si no comenzamos aquí no podemos avanzar esperando tener éxito. Así que éste es un buen momento para considerar si estamos habitando en la Palabra de Dios; si la anhelamos y nos alimentamos de ella cada día. Es importante, como siempre, recordar que aquí no nos referimos a conocer dos o tres "promesas" fuera de contexto. DEBEMOS estudiar la Palabra, adentrarnos en ella, amarla, memorizarla.  (Cuando digo estudiar la Palabra me refiero a leer libros como éstos.)

2. Siempre debemos recordar que el origen y el fin de todo lo que hacemos está en las manos soberanas de Dios; la salvación de nuestros hijos no depende de nosotros sino de Dios.  El autor dice:

"Aquí (en Dios) está el origen; aquí está la fuerza que nos mantiene continuamente, aquí está el triunfo final de todos nuestros esfuerzos; y el cultivar el hábito de estar constantemente volteando a Dios, de depender en todo momento de Él a través de la oración diaria en cada instrucción que les demos, en cada plan que hagamos con ellos es el principio para obtener un buen fruto en sus vidas. La fe y las oraciones de los padres piadosos son escuchadas por Dios - Marcos 9: 23- 24"


3. Debemos de tener un sólo objetivo cuando educamos a nuestros hijos: su bien espiritual. En la educación de nuestros hijos debemos aplicar el principio bíblico, "busca primeramente el reino de Dios y su justicia". Esto debería influenciarnos  radicalmente cuando penamos en que ambiente los vamos a poner, en la compañía de que personas los vamos a dejar crecer; que libros vamos a poner en sus manos, que influencias vamos a permitir en sus mentes; que situaciones vamos a propiciar para que ellos vivan.  Mi hermana, Norma, hace siempre una pregunta en relación a las decisiones concernientes de sus hijos, "¿va a ser ésto bueno para su alma?" Creo que esa es una muy buena pregunta que deberíamos de considerar al educar a nuestros hijos.

4. Es necesario echar mano  cada día de los medios de la gracia que nos ha dado como la lectura de la Palabra, la oración, el examinarnos a nosotros mismos,  ir a la iglesia, etc. Pero lo más importante es "el inculcar constantemente la verdad divina que se halla en la Palabra de Dios"

"Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.
Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos;
y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas."
Deut. 6: 6-9 
¿Qué has hecho hoy para obedecer este mandato?

5. La disciplina es de suma importancia, y no solamente en el sentido de detener un mal hábito o corregir un pecado, sino en el sentido positivo (que muchas veces dejamos a un lado);  es importante enseñarles a nuestros hijos a ser disciplinados, a tener un buen manejo del tiempo, a ser administrados en sus finanzas, a ayudar a otros, etc...

6. No debemos detener el castigo y siempre debe de ser dentro del parámetro Bíblico. Tengamos cuidado de hacer una distinción en como corregimos actitudes pecaminosas y como corregimos faltas normales de un niño. No podemos corregirlo de la misma manera por tirar un vaso de leche en la mesa que por haber mentido. Lamentablemente, nosotras mamás, parece que reaccionamos peor cuando se cae un vaso de leche o cuando olvidan guardar su ropa que cuando dicen una mentira. Nuestras prioridades muchas veces no están alineadas con la Palabra de Dios, sino con nuestra comodidad y nuestras propias conveniencias.

7. Debemos aprobar y propiciar lo que es bueno, justo, verdadero, hermoso, en fin, todo lo que promueva las virtudes bíblicas.

8. Debemos olvidarnos de pensar en las cosas grandes que el mundo puede ofrecer a nuestros hijos. Conseguir tener relaciones importantes, buscar conexiones de influencia y cosas semejantes son necedades. Cuando actuamos así, no estamos sino actuando bajo los principios que el mundo nos ha venido dictando y lo único que logramos, las mayoría de las veces, es poner a nuestros hijos en situaciones en las que su espíritu puede estar en peligro.

Recuerdo una familia que estaba convencida de que educar en casa era la mejor opción para sus hijos de acuerdo a las Escrituras; sin embargo, decidieron no hacerlo porque no querían perder las oportunidades de que sus hijos se relacionaran con gente importante e influyente en su ciudad y así los inscribieron a una escuela muy cara. El resultado después de varios años fue éste... sus hijos acabaron sumidos en el mundo de pecado en compañía de otros jóvenes ricos e influyentes.

9. Debemos actuar siempre consistentemente con los principios Bíblicos que predicamos. Debemos de comportarnos de tal manera que podamos esperar que sigan nuestro ejemplo, y cuando pequemos podemos arrepentirnos delante de ellos y de Dios y así aprovechar para predicarles el Evangelio.


Proveer a nuestros hijos de una educación cristiana es posible, pero requiere mucho más  de lo que generalmente los padres están dispuestos a dar. Requiere morir cada día a nuestros propios deseos y pasiones para dar nuestra vida -literalmente, minuto tras minuto- por ellos; ya sea en la convivencia, en la enseñanza, en la cocina, en el jardín, en el tráfico, en la lección de matemáticas o en nuestra recámara de rodillas.

Becky

Comentarios

  1. Becky, mi compu ha estado fallando y perdi tu direccion...si tienes tiempo mandame un mail por favor ... gracias y perdon por usar los comentarios pero no encuentro por ningun lado tu direccion.

    PILY

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  2. Hola Becky!

    Me alegro que te haya gustado.

    En estos dias estoy revisando biografías y buscando materiales para compartir.

    Me alegro que te gustara.

    Voy a leerme lo que publicas en este artículo acerca de la educacion en el hogar.

    Un abrazo!

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