Las cartas de Dios



Todas hemos visto en las redes sociales o quizá hemos recibido un correo electrónico con "cartas de Dios" para sus hijas. ¿Qué hacemos cuándo la leemos? y ¿Qué deberíamos hacer cuando las leemos?

Primero, si entendemos que Dios nos habla en Su Palabra -las Sagradas Escrituras- lo más natural es que no leamos esa carta como de parte de Dios porque claramente no es de parte de Dios. Una carta tiene un autor y un destinatario, y Dios no sigue escribiendo cartas a sus hijos. La Biblia es la única "carta" de Dios para su pueblo.

Ahora, muchas pueden decir que a veces esas cartas son de gran ánimo porque están llenas de palabras bonitas que nos ayudan a ser mejores, a no estar tristes, y a seguir luchando. Sin embargo, la mayoría de las veces esas "cartas" están llenas de verdades a medias. De exhortaciones vacias que lo único que van a producir en nosotras es frustración y descontento y una fe vacia y débil. Puedes quizá preguntarte,  ¿Cómo puede ser ésto?. Bueno, por ejemplo, si la "carta de Dios" dice que Él quiere siempre bendecirte y nunca quiere que estés triste, entonces a la primera prueba que enfrentes vas a desanimarte y vas a preguntarle mil cosas a Dios basadas en las palabras de otros, en promesas hechas de aire que se devanecen rápidamente. El dios que firma esa carta no puede cumplir promesas porque es un dios en la imaginación de alguien.



Como mujeres de Dios, mujeres que amamos su Palabra, debemos ser mujeres que escudriñamos la Palabra de Dios, que probamos todas las cosas con las Escrituras. Hasta que no empecemos a hacer ésto diligentemente y fielmente, no vamos a poder crecer y vamos a seguir conformándonos con esos mensajes bonitos sobre una foto de unas flores y "cartas de Dios" que alguien más escribió. No falta mucha imaginación para saber que si hacemos ésto al final del día estaremos desnutridas espiritualmente y en medio de las pruebas y las tentaciones no podremos ni vencer ni perseverar.

Queridas amigas, ya es tiempo de que tomemos responsabilidad sobre nuestra vida Cristiana. Ya es tiempo de que crezcamos y vayamos a la Palabra viva y verdadera de Dios para crecer, para encontrar palabras de ánimo, y de reprensión también.

Ya es tiempo de que usemos la mente que Dios nos ha dado y hagamos nuestro hábito el estudiar las Escrituras. Es tiempo ya de escudriñar la Palabra a fondo, de meditar en ella y de probar todas las cosas a través de lo que en ella Dios nos ha revelado. Practicar discernimiento no es fácil pero es posible si empezamos a practicar hoy mismo. Claro que es más fácil leer las frases inspiracionales que alguien comparte con nosotros que leer la Biblia, pero, hermanas, si somos hijas de Dios, tenemos la promesa de que el Espíritu Santo de Dios nos va a enseñar todas las cosas y nos va a ayudar a entender y a aplicar las Escrituras. El Señor, en un bondad, también nos ha dado maestros y pastores, y muchos buenos comentarios bíblicos para ayudarnos a entender la Biblia, no olvidemos echar mano de ellos.


En la carta a Colosenses (3:16), Pablo nos exhorta a que la Palabra de Dios habite en abundancia en nosotros y esto no puede suceder si no leemos la Palabra misma. Gota a gota llenamos una cisterna y de la misma manera capítulo tras capítulo, libro tras libro de la Biblia, podemos llenar nuestro corazón de las verdades que salen de la misma boca de Dios y dan vida y esperanza a nuestro ser.

Cuando llenamos nuestro corazón de la Palabra de Dios podemos animar a nuestras hermanas en Cristo, a nuestras amigas que están pasando por pruebas, con verdades bíblicas completas. Les podemos recordar no solamente versículos aislados, sino verdades y principios bíblicos que pueden -de verdad- sostenernos en las diferentes pruebas de la vida.

No dejes pasar hoy sin leer la verdadera Carta de Dios para ti.

Gracia sobre gracia,

Becky







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