Mamás, criar hijos en el Señor no es fácil.


Mamás, criar hijos no es fácil.

Criar hijos requiere una vida dedicada a nuestro Señor, una vida donde el temor a Dios reina y donde la Palabra es el alimento diario. Una casa de revista, un cuerpo de gimnasio, una cena de manjar constante, es en vano si el Señor es recordado como amuleto de buena suerte.

Enseñar a nuestros hijos a vivir para la Gloria de Dios, debe ser el objetivo principal al educarlos. Debes enseñarles que la vida verdadera se encuentra en conocer y servir al único Dios. Al Dios de la Biblia. Debemos enseñarles a nuestros a hijos a leer la Biblia, a leerla completa y no versículos aislados para acomodar a sus gustos y a sus pecados y buscar justificación en ellos. Que importante es aprender nosotras mismas y enseñar a nuestros hijos que la Palabra de Dios presentada en la biblia es el poder de Dios para salvación.

¡El poder de Dios para salvación!

¡El poder de Dios para salvación! ¿Ves lo que dice? El poder de Dios. No tienes que buscar nada fuera de la palabra. Un milagro en la iglesia que convenza a tu hijo, un ángel que se le aparezca, una experiencia extra sensorial… ¡nada! La Biblia, es el poder de Dios para Salvación. Debemos creer que es suficiente y leerla a nuestros hijos constantemente (Romanos 1:16). Lo más importante es que tus hijos amen a Dios. Tú puedes enseñarles y debes enseñarles quien es Dios, y como Él es digno de ser honrado en cada área de sus vidas. En lo secreto tanto en lo público. Que una vida sin Dios es una vida desperdiciada. Solo Dios puede darles amor por Él, pero es nuestro deber como padres enseñarlos.

Vemos el ejemplo en 1 Crónicas 28:9 “ Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre.” Nuestros hijos deben entender que, contrario a lo que el mundo enseña, ellos son personas bajo autoridad. No son independientes, libres de hacer lo que les plazca. Son, o esclavos del pecado y hacen la voluntad del diablo, o son siervos de Dios haciendo la voluntad del Padre. No hay doble vida. No hay independencia absoluta. Somos hijos o enemigos. No hay punto medio (Juan 8:44). Orgullo, vanidad, egoísmo, rebelión, no son etapas que van a pasar con la edad. Son pecados que deben ser mortificados y nuestros hijos (tanto nosotras como madres) debemos lidiar estos pecados mortificándolos, y dándoles las herramientas y enseñarles lo que significa mortificar el pecado…y con mucha oración venir delante de la presencia de nuestro Padre y clamar por que nuestro Señor tenga misericordia de sus vidas. Y siempre… siempre rogarles que vayan ellos al Trono de Gracia donde allí, solo allí, encontrará su alma alivio.

Paul Tripp dice : “No hay padres que no entrenan a sus hijos. Todos los padres entrenan de alguna manera. El problema es que mucho es mal entrenamiento”. Debemos entrenar a nuestros hijos en la Palabra. Enseñarles fielmente lo que la Palabra de Dios dice. Llevarlos a Su trono en oración y siempre guiarlos con toda paciencia a los pies de Cristo. En cada pecado, mostrarles su necesidad de Cristo, su inhabilidad, su pecado, hablarles de la cruz, de Jesús, de su sacrificio, de Su vida, de su muerte, de Su perdón, de su poder para salvar, de su intercesión por los suyos, de la eternidad, de lo vano de servir al mundo, de lo corta que es la vida, de que no hemos sido prometidos nuestro siguiente aliento… que todo es un regalo, gracia. De nuestra deuda a nuestro hermoso Salvador y de como fuimos comprados con gran precio (1 Cor. 6:20, Sal. 39). Debemos mostrar un ejemplo a nuestros hijos de humildad, sujeción a nuestros esposos. Debemos darles un ejemplo palpable de lo que es vivir una vida para Cristo. En nuestra manera de hablar, de vestir, en nuestros pasatiempos, en nuestra forma de disciplinarlos, de lo que nos reímos.

Debemos mostrarles a Jesucristo.

Esto no es una tarea sencilla. Debemos morir diariamente a nuestros deseos, impulsos, malos genios, nuestras emociones descontroladas y dar la vida por ellos. Ser amables con nuestras palabras, ser cariñosas, ser firmes en disciplina, reír con ellos y llorar con ellos. No jalándolos o gritandoles como si nos pertenecieran a nosotros, pero sabiendo que estamos tratando con hijos que son herencia del Señor (Sal. 127), que le pertenecen a Él. Y como los tratamos es una gran responsabilidad. ¿Los malcriamos por consentirlos o los descuidamos por hacerlos independientes?

Entrenemos a nuestros hijos en el conocimiento de Dios. Disciplinando como nuestro Dios demanda en las Escrituras y dando misericordia como nos ha sido dada.

Que el Señor nos de gracia. Y nos la da. En eso confiamos.

Norma.

Comentarios

  1. Chicas soy de Argentina que poderoso y edificante blog cuanta falta me hacia leerles por favor escriban mas seguido Maru

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  2. Extraño mucho sus publicaciones... en más de una ocasión han sido de gran ayuda para mí, y he podido compartir esta grata bendición con algunas hermanas, para quienes también ha sido un recurso muy útil.
    Quiera Dios reactiven este espacio pronto.
    Gracia y paz 🌷

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