Memorizando Santiago -Semana 15-

Santiago Apóstol, obra de Rembrandt (1661)


Santiago 5

1 ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.

2 Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla.

3 Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros.

4 He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.

5 Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza.

6 Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia.

7 Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.


En estos versos, si nos detenemos cuidadosamente, podemos ver que Santiago apunta severamente a aquellos hombres que están dentro de la iglesia y que profesan ser Cristianos, más sin embargo viven amando y sirviendo al dinero.

¿Cuáles son las actitudes hacia el dinero que estos hombres (y mujeres) tenían?

1. Acumulaban sus riquezas sin ningún propósito; olvidándose de que los tesoros de este mundo son temporales y efímeros. Estos hombres se habían ya olvidado de las enseñanzas de nuestro Señor Jesús:
"No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón." Mt. 6: 19-21
 Tengamos cuidado, no siempre que veamos que alguien está prosperando, es una señal de que la bendición de Dios está con ellos. En muchas ocasiones es claro que la prosperidad económica no trae bendición, sino maldición. Los hombres son prosperados hasta hastiarse, hasta que tienen tanto que se llega a pudrir, a enmohecer.

2. Sus riquezas habían sido ganadas injustamente. (v.4) Específicamente estos hombres se habían enriquecido a costa de sus trabajadores, de abusar de ellos.

3. Habían usado sus riquezas para vivir vanamente, para sí mismos. (v.5) Después de haber acumulado riquezas para sí mismos y después de haberlas ganado a través del abuso de otros, ahora estos ricos malvados usan sus recursos para gastarlos egoístamente: en sus deleites, en vicios (no se nos olvide que el comprar y comprar sin ningún límite, sin ejercer dominio propio, es tan bien un vicio) y satisfaciendo cada capricho de su corazón.

4. Las riquezas cegaron a tal grado los ojos de estos hombres que aún los llevaron a ser capaces de matar a otros (literalmente) para mantener un estilo de vida opulento. (v.6)

No nos equivoquemos, las riquezas, la prosperidad económica pueden ser una bendición de Dios en la vida de sus hijos para que lo glorifiquemos y hagamos bien a otros siempre y cuando jamás las amemos más que a Dios. Que no se nos olvide, ni por un momento que, "ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas." Lucas 16: 13

Pablo escribe a Timoteo unas palabras clave, palabras que nos dicen cómo es que Dios espera que los ricos (los más prósperos)dentro la iglesia se comporten:

"A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna." (I Timoteo 6: 17-19)

Bendiciones,

Becky

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