Tres Características de una Fe Muerta, Vana y Falsa.

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John MacArthur, en su comentario de la epístola de Santiago, nos hace notar tres características de una fe muerta, vana y falsa que Santiago menciona en el capítulo 2: 14- 20.

1. Una confesión vana. (v. 14)  Aquí vemos que Santiago no pone en duda la fe de la persona, lo que cree; sino el no tener obras. Esta persona de forma continua, no tiene una manera de sustentar, de probar la fe que predica.

A través de su epístola, Santiago menciona diferentes tipos de obras que deben de ser visibles en la vida de todo creyente:

Paciencia (1:3)
Perseverancia en las pruebas (1: 12)
Una vida pura (1: 21)
Obediencia a las Escrituras (1: 22-23)
Compasión por el necesitado (1: 27)
Imparcialidad (2: 1-9)
Obras de compasión (2: 15)
Control de la lengua (3: 2-12)
Humildad (4: 6-10)
Veracidad (4: 11)
Paciencia (5:8)

2. Una compasión falsa. (2: 15-17) Santiago compara la fe sin obras con palabras de compasión sin obras compasivas. Es decir, las "palabras compasivas" vacías, son hipocresía. El ser compasivo, el tener obras compasivas reales es una característica que debería ser natural en todo creyente. 

En la parábola de El Buen Samaritano (Lucas 10: 30-35), Jesús es claro en su enseñanza: los suyos están obligados a ayudar a cualquier persona en necesidad, sea amigo o extraño, conciudadano o extranjero, admirable o despreciable.

El ser compasivos, el actuar compasivamente debe ser parte de nuestra vida cristiana.

3. Una convicción superficial. (2:18-20) El tener una convicción superficial se refiere al hecho de asentar ciertas doctrinas bíblicas, a decir creer en ellas, pero no sujetarse ni a Dios ni a su Palabra.

Mucha gente dice ser "cristiana", de hecho hasta mencionan el día y el lugar en el que "confesaron a Jesús" públicamente; pero hoy viven una vida rebelde, totalmente contraria a Dios y a su Palabra. Debemos alinearnos a lo que la Biblia enseña y saber que la verdadera prueba de que alguien ha sido regenerado, no es una "confesión pública", sino la forma en que ha vivido la vida cada día después de esa "confesión de fe".

Tampoco el tener la doctrina correcta es una prueba de nuestra salvación. Podemos, como los demonios, entender muchas cosas correctamente acerca de Dios y sin embargo no ser salvos. ¡Qué el Espíritu Santo traiga convicción a nuestro corazón si ese es nuestro estado!

No nos engañemos a nosotros mismos; la fe sin obras es una fe muerta, vana y falsa.

Examinemos nuestro corazón a medida que meditamos en estos versos esta semana.

Becky

Comentarios

  1. esto sucede cuando nos descuidamos y dejamos que la barca del dia a dia y del mundo nos arrastre y no hemos buscado una profundidad con jesus

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