La Historia De Una Mamá Y La Escuela En Casa -Parte 2-
Nuestra amiga Gaby, otra vez aquí. Esperamos que sean animadas al leer esto tanto como nosotras lo hemos sido.
Esta entrada fue publicada por primera vez el 24 de Octubre, 2009
Pues que les cuento, hace unos días cambiamos un poco nuestra rutina, decidí examinar a mis hijos en nuestro Bosque y les encanto la idea, llegamos y no me lo van a creer, nuestra cabaña estaba ocupada por unos estudiantes que hacían tarea y que se notaba tardarían en irse, lo que me sorprendió es que sin dudarlo cambie la ruta a nuestra cabaña original.
Cuando llegamos, la salude ¡Hola Cabaña! Mi hija me miró con carita de ¡mi mamá enloqueció! pero le explique que era un honor que esas paredes (árboles, ardillas, aves) que nos vieron, incluso, llorar porque no avanzábamos nuestro primer día, ahora dieran fe del avance y de nuestros primeros exámenes, ella se sonrío y sin dudarlo empezó acomodarse y aún cuando se desocupo la otra cabaña ninguno intentó siquiera mudarse.
Me quede analizando que fue como una lección bien importante porque aunque vayamos caminando (eso creo), nunca, nunca, debemos perder la esencia, regresar al principio, creo que de vez en cuando deberé retomar la ruta, tomar el mapa y analizar el camino:
¿Familia vamos bien o de vuelta?
¿Estamos acercándonos o alejándonos del propósito?
¿Estamos yendo con el mismo entusiasmo?
¿Damos gloria a Dios cada día, con cada palabra, con cada acción?
¿Hemos caído rendidos por completo a su voluntad?
¿Seguimos confiando en ti Señor? o
¿Hemos errado, de nuevo, confiando en nuestras propias fuerzas?
Gaby
Esta entrada fue publicada por primera vez el 24 de Octubre, 2009
Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora…
Eclesiastés 3:1
Pues que les cuento, hace unos días cambiamos un poco nuestra rutina, decidí examinar a mis hijos en nuestro Bosque y les encanto la idea, llegamos y no me lo van a creer, nuestra cabaña estaba ocupada por unos estudiantes que hacían tarea y que se notaba tardarían en irse, lo que me sorprendió es que sin dudarlo cambie la ruta a nuestra cabaña original.
Cuando llegamos, la salude ¡Hola Cabaña! Mi hija me miró con carita de ¡mi mamá enloqueció! pero le explique que era un honor que esas paredes (árboles, ardillas, aves) que nos vieron, incluso, llorar porque no avanzábamos nuestro primer día, ahora dieran fe del avance y de nuestros primeros exámenes, ella se sonrío y sin dudarlo empezó acomodarse y aún cuando se desocupo la otra cabaña ninguno intentó siquiera mudarse.
Me quede analizando que fue como una lección bien importante porque aunque vayamos caminando (eso creo), nunca, nunca, debemos perder la esencia, regresar al principio, creo que de vez en cuando deberé retomar la ruta, tomar el mapa y analizar el camino:
¿Familia vamos bien o de vuelta?
¿Estamos acercándonos o alejándonos del propósito?
¿Estamos yendo con el mismo entusiasmo?
¿Damos gloria a Dios cada día, con cada palabra, con cada acción?
¿Hemos caído rendidos por completo a su voluntad?
¿Seguimos confiando en ti Señor? o
¿Hemos errado, de nuevo, confiando en nuestras propias fuerzas?
Gaby
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