Del Pesebre a la Cruz
Veo un árbol con luces, un pesebre,veo unos pastores, unos sabios del oriente, una estrella...
Pero fallo si no veo más allá.
El pesebre es solamente el comienzo de una historia de amor incomprensible. Un amor que cautiva, que llama irresistiblemente a los suyos. Una historia de amor que no acaba.
Navidad es asombrarnos; Dios vino en forma de hombre. El que no duerme tuvo que dormir. El que no necesita nada, necesitó cuidados maternales.
Él vino con un propósito. Nos vino a mostrar el camino a la vida: La muerte.
Vino para morir.
El Creador del árbol, durmió como un bebé en un pesebre de madera. Vivió, tocó, sanó, sirvió, enseñó, amó para luego morir en un árbol que su misma voz creó.
Esta Navidad, en nuestra casa estamos reflexionando cada día sobre ésto. Podemos celebrar con un propósito real o podemos dejar pasar una oportunidad de enseñar a nuestros hijos de una manera tan didáctica lo que hay detrás de las luces, el árbol, el pesebre:
Una cruz. Una tumba vacía.
Un Redentor.
Perdón.
Vida Eterna.
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