El Día a Día.
Estamos a punto de comenzar el nuevo ciclo escolar en nuestra escuela en casa. Estamos emocionados, expectantes, nerviosos; ya limpiamos nuestro salón, tenemos los lápices y cuadernos listos.
Ahora la rutina nos espera. La rutina, ¡qué palabra! quisieramos huir de ella. Quisieramos poder escapar de lo mismo.
Al estar estudiando los Salmos, sin embargo, veo que en el Salmo 19 David nos recuerda que la creación glorifica a Dios al hacer lo mismo cada día. Al completar su rutina cada día. El sol, sale como un novio alegre cada día a recorrer el camino que Dios trazó para él hace miles de años. Y no se queja. No se cansa. No busca salir de su recorrido diario. Cada día sale alegre, como un atleta a correr el camino delante suyo.
Al ver el mar este verano meditaba sobre lo mismo; desde el día en que fue creado no ha cesado de rugir, de golpear contra las rocas, de glorificar a Dios.
No me queda sino pedirle perdón al Señor, porque muchas veces no lo he glorificado en mi rutina, en mi diario caminar, en el recorrido que Él ha trazado para mí. Muchas veces he salido de mi cámara sin alegría, y le pido que me enseñe a gozarme en la rutina, a glorificarlo en mis tareas diarias. Anhelo transmitir esto a mis hijos cada uno de los días de nuestro tiempo juntos este ciclo escolar; entre un libro y otro, al dibujar, al escribir, al ir en el coche a sus clases extras, al comer, a cada instante. El deseo de mi corazón es poder glorificar a Dios y gozar de las delicias a su diestra para siempre.
Post Scriptum: Esta foto me encanta, porque justamente retrata lo hermoso del día a día,aún en medio del paisaje urbano.
Becky
Ahora la rutina nos espera. La rutina, ¡qué palabra! quisieramos huir de ella. Quisieramos poder escapar de lo mismo.
Al estar estudiando los Salmos, sin embargo, veo que en el Salmo 19 David nos recuerda que la creación glorifica a Dios al hacer lo mismo cada día. Al completar su rutina cada día. El sol, sale como un novio alegre cada día a recorrer el camino que Dios trazó para él hace miles de años. Y no se queja. No se cansa. No busca salir de su recorrido diario. Cada día sale alegre, como un atleta a correr el camino delante suyo.
Al ver el mar este verano meditaba sobre lo mismo; desde el día en que fue creado no ha cesado de rugir, de golpear contra las rocas, de glorificar a Dios.
No me queda sino pedirle perdón al Señor, porque muchas veces no lo he glorificado en mi rutina, en mi diario caminar, en el recorrido que Él ha trazado para mí. Muchas veces he salido de mi cámara sin alegría, y le pido que me enseñe a gozarme en la rutina, a glorificarlo en mis tareas diarias. Anhelo transmitir esto a mis hijos cada uno de los días de nuestro tiempo juntos este ciclo escolar; entre un libro y otro, al dibujar, al escribir, al ir en el coche a sus clases extras, al comer, a cada instante. El deseo de mi corazón es poder glorificar a Dios y gozar de las delicias a su diestra para siempre.
Post Scriptum: Esta foto me encanta, porque justamente retrata lo hermoso del día a día,aún en medio del paisaje urbano.
Becky
bienvenida a blogging!, te extranio y estare pendiente de tus articulos. Ali
ResponderBorrarRealmente a sido una bendición tu reflexión. Muchas veces me he quejado de la rutina, lucho contra ella y hay días que me siento vencida por ella. Recuerdo Colosenses 3:17.
ResponderBorrarMe uno a tu oración que El Señor perdome mi quejas y falta de gozo en las cosas diarias que por su gracia me permite vivir. Que me ayude a gozarme en ellas y ver su obrar en mi vida.
Con cariño Maria Angeles. Dios las bendiga!!!